Desarrollo psicosocial. Las etapas de Erikson
Al igual que Piaget, Erik
Erikson (1902-1994) sostuvo que los niños se desarrollan en
un orden predeterminado. En vez de centrarse en el
desarrollo cognitivo, sin embargo, él estaba interesado en
cómo los niños se socializan y cómo esto afecta a su sentido
de identidad personal. La teoría de Erikson del desarrollo
psicosocial está formada por ocho etapas distintas, cada una
con dos resultados posibles.
Según la teoría, la terminación exitosa de cada etapa da lugar a una personalidad sana y a interacciones acertadas con los demás. El fracaso a la hora de completar con éxito una etapa puede dar lugar a una capacidad reducida para terminar las otras etapas y, por lo tanto, a una personalidad y un sentido de identidad personal menos sanos. Estas etapas, sin embargo, se pueden resolver con éxito en el futuro.
1. Confianza frente a
desconfianza
Desde el nacimiento hasta la
edad de un año, los niños comienzan a desarrollar la
capacidad de confiar en los demás basándose en la
consistencia de sus cuidadores (generalmente las madres y
padres). Si la confianza se desarrolla con éxito, el niño/a
gana confianza y seguridad en el mundo a su alrededor y es
capaz de sentirse seguro incluso cuando está amenazado. No
completar con éxito esta etapa puede dar lugar a una
incapacidad para confiar, y por lo tanto, una sensación de
miedo por la inconsistencia del mundo. Puede dar lugar a
ansiedad, a inseguridades, y a una sensación excesiva de
desconfianza en el mundo.
2. Autonomía frente
vergüenza y duda
Entre el primer y el tercer
año, los niños comienzan a afirmar su independencia,
caminando lejos de su madre, escogiendo con qué juguete
jugar, y haciendo elecciones sobre lo que quiere usar para
vestir, lo que desea comer, etc. Si se anima y apoya la
independencia creciente de los niños en esta etapa, se
vuelven más confiados y seguros respecto a su propia
capacidad de sobrevivir en el mundo. Si los critican,
controlan excesivamente, o no se les da la oportunidad de
afirmarse, comienzan a sentirse inadecuados en su capacidad
de sobrevivir, y pueden entonces volverse excesivamente
dependiente de los demás, carecer de autoestima, y tener una
sensación de vergüenza o dudas acerca de sus propias
capacidades.
3. Iniciativa frente a culpa
Alrededor de los tres años y
hasta los siete, los niños se imponen o hacen valer con más
frecuencia. Comienzan a planear actividades, inventan
juegos, e inician actividades con otras personas. Si se les
da la oportunidad, los niños desarrollan una sensación de
iniciativa, y se sienten seguros de su capacidad para
dirigir a otras personas y tomar decisiones. Inversamente,
si esta tendencia se ve frustrada con la crítica o el
control, los niños desarrollan un sentido de culpabilidad.
Pueden sentirse como un fastidio para los demás y por lo
tanto, seguirán siendo seguidores, con falta de iniciativa.
4. Industriosidad frente a
inferioridad
Desde los seis años hasta la
pubertad, los niños comienzan a desarrollar una sensación de
orgullo en sus logros. Inician proyectos, los siguen hasta
terminarlos, y se sienten bien por lo que han alcanzado.
Durante este tiempo, los profesores desempeñan un papel
creciente en el desarrollo del niño.
5. Identidad frente a
confusión de papeles
Durante la adolescencia, la
transición de la niñez a la edad adulta es sumamente
importante. Los niños se están volviendo más independientes,
y comienzan a mirar el futuro en términos de carrera,
relaciones, familias, vivienda, etc. Durante este período,
exploran las posibilidades y comienzan a formar su propia
identidad basándose en el resultado de sus exploraciones.
Este sentido de quiénes son puede verse obstaculizado, lo
que da lugar a una sensación de confusión sobre sí mismos y
su papel en el mundo.
6. Intimidad frente a
aislamiento
En la adultez temprana,
aproximadamente desde los 20 a los 25 años, las personas
comenzamos a relacionarnos más íntimamente con los demás.
Exploramos las relaciones que conducen hacia compromisos más
largos con alguien que no es un miembro de la familia.
Completar con acierto esta etapa puede conducir a relaciones
satisfactorias y aportar una sensación de compromiso,
seguridad, y preocupación por el otro dentro de una
relación. Erikson atribuye dos virtudes importantes a la
persona que se ha enfrentado con éxito al problema de la
intimidad: afiliación (formación de amistades) y amor
(interés profundo en otra persona). Evitar la intimidad,
temiendo el compromiso y las relaciones, puede conducir al
aislamiento, a la soledad, y a veces a la depresión.
7. Generatividad frente a
estancamiento
Durante la edad adulta media,
en una etapa que dura desde los 25 hasta los 60 años
aproximadamente, establecemos nuestras carreras,
establecemos una relación, comenzamos nuestras propias
familias y desarrollamos una sensación de ser parte de algo
más amplio. Aportamos algo a la sociedad al criar a nuestros
hijos, ser productivos en el trabajo, y participar en las
actividades y organización de la comunidad. Si no alcanzamos
estos objetivos, nos quedamos estancados y con la sensación
de no ser productivos.
No alcanzar satisfactoriamente la etapa de generatividad da lugar a un empobrecimiento personal. El individuo puede sentir que la vida es monótona y vacía, que simplemente transcurre el tiempo y envejece sin cumplir sus expectativas. Son personas que han fracasado en las habilidades personales para hacer de la vida un flujo siempre creativo de experiencia y se sienten apáticos y cansados.
Las personas generativas encuentran significado en el empleo de sus conocimientos y habilidades para su propio bien y el de los demás; por lo general, les gusta su trabajo y lo hacen bien.
8. Integridad del yo frente
a desesperación
Mientras envejecemos y nos
jubilamos, tendemos a disminuir nuestra productividad, y
exploramos la vida como personas jubiladas. Durante este
periodo contemplamos nuestros logros y podemos desarrollar
integridad si consideramos que hemos llevado una vida
acertada.